Winel Ramírez: Una vida al ritmo del galope

El joven dominicano tiene metas claras y trabaja para lograrlas

Quizá usted lee el nombre Winel Ramírez Encarnación y no logra identificarlo al momento, pero al ritmo que va, con su transitar firme y disciplinado, en su oficio de galopar, que presupone como lo indica la característica intrínseca del término, ser incansable, de larga trayectoria, de distancias interminables, puede apostar a que ese joven de apenas 23 años de edad, más temprano que tarde, Dios mediante, apunta a estar en la palestra del hipismo mundial por su desempeño cotidiano en el circuito NYRA.
“Manera de andar del caballo y otros animales, la más rápida de todas, en la cual el animal mantiene por un momento las cuatro patas en el aire”, reza el diccionario español para el significado de “galopar”, justo la tarea que acomete a diario este joven dominicano, natural de San Juan, criado en Santo Domingo y radicado en Nueva York desde el 25 de mayo de 2019, a donde viajó con la firme intención de destacar en la que desde niño es su pasión: el hipismo.
Winel expone que inició como jinete, pero “ni la estatura ni el peso me ayudaron”, por eso se fijó otras metas que tiene muy claras: seguir su ascenso, con mucho trabajo y entrega diaria, sin quejas de ningún tipo, quizás hasta estar capacitado como asistente de entrenador y, por qué no, en un futuro con más experiencia, como entrenador de purasangres de carrera en el hipismo del más alto nivel.

Asegura que después de dos años como jockey se radicó en una finca donde se inició como galopador hasta que halló la oportunidad de viajar al ombligo del mundo, la ciudad de las 8 millones de historia, en persecución de sus quimeras y sus metas.
“Llego al hipismo luego de ir varias veces al hipódromo en aquellas mañanas de mi juventud y al ver lo maravilloso que era la vida con los caballos tomé la decisión de hacer la mía ahí, en ese ambiente”, confiesa que se hizo a sí mismo esa promesa cuando apenas contaba con 15 años de edad

A los 16, edad mínima exigida desde lo académico, iniciaría estudios en la escuela de jinetes, lo cual le permitió un tiempo para hacer pasantía de aprendizaje en un establo como ayudante del entrenador Francisco “Danelio” Rodríguez, a quien asegura deberle mucho de lo que es hoy.
Dice que allí conoció la razón de ser, su razón de ser: “Desde que monté mi primer caballo comprendí que mi sueño era éste. Llegar a la hípica de Estados Unidos y con mi desempeño aspirar a formar parte de su historia”, cometido que apenas está comenzando a labrar, pero va encaminado.
“Estar en un ambiente que me agrada es muy importante porque a través de mi trabajo, en el que puedo destacarme, no solo tengo la posibilidad de ayudar a mi familia, que siempre me brindó absoluto apoyo, sino que me divierto”, anexa el joven cuyo principal hobby aparte de sus caballos es la natación.

Conexión necesaria
Winel Ramírez Encarnación a pesar de su juventud deja como enseñanza que “desde el momento que montas un ejemplar se crea un vínculo con el que se intuye si tienes en las manos un caballo de carreras de stake o uno solo de carreras baratas”. Todo está en la conexión hombre-equino, explica muy convencido de su teoría, que por cierto es un criterio que priva entre veteranos de esas lides. Ese binomio jinete-equino es gran parte del porcentaje del éxito.
Y aunque en su novel carrera como galopador aún no ha tenido la oportunidad de pulsear a un caballo con sangre de un súper campeón –oportunidad que cree le llegará pronto– asegura que la mejor yegua con la que se ha conectado es Water White (Conveyance en Uzume por Unbridled’s Song), propiedad del stud E.V. Racing Stable, que a pesar de su corta campaña ya Winel la considera de calidad, también apostando a la sapiencia de su efectivo entrenador Rudy Rodríguez. Habrá que esperar por el desempeño de ella en próximas presentaciones. Lo mostrado hasta ahora indica que es muy rendidora: De siete presentaciones tiene dos primeros, dos segundos y un tercero.
Además de mostrarse muy agradecido con un grupo de gente que le ha tendido la mano interpone la satisfacción de crecimiento personal y profesional que se logra en esa conexión con los equinos, “porque a ellos hay que enseñarlos pero uno aprende cada día algo nuevo de los caballos”.

Perverancia latina
Sus inicios fueron con Jorge Abreu, quien a pesar de mostrarse excelente persona no generó las condiciones que requería la adaptación del joven galopador, quien a los tres meses decidió cambiar de ambiente. “Desde entonces me he sentido muy bien en el establo de Rudy Rodríguez, hasta la actualidad”, apuntó Winel, quien no cesa de agradecer a este entrenador al que desea emular en años futuros. “Rudy es mi ejemplo a seguir. Muy bueno como persona, como jefe y consejero; siempre está ahí cuando lo necesito”, insiste.
Entre las cuotas de sacrificios que están anotados en la reciente hoja de registro de Ramírez Encarnación asegura que lamentablemente debió abandonar los estudios formales, a lo que suma como necesario en la ecuación para el éxito en tan difícil medio, abandonar las salidas con amigos, acostarse temprano para salir desde la madrugada a laborar a diario sin importar los contratiempos que imponga el clima, expone con determinación este ejemplo gran ejemplo de la garra de la latinidad en el hipismo mundial.
No obstante, ahí está la recompensa con los frutos del trabajo cotidiano que resulta bueno y entretenido, que como todo soñador tiene entre ceja y ceja estar algún día en una Breeder’s Cup y en la Triple Corona, objetivos que dependen además de otros factores, pero tiene dos de los principales: la voluntad y la perseverancia.
Recuerda que la suya es una profesión muy reconfortante pero a la vez peligrosa, de riesgos que se deben asumir. Y recomienda a quienes deseen llegar y triunfar en tan exigente medio que no se rindan ante voces agoreras. “No se dejen llevar por quienes insisten en que no se puede. Solo debemos pensar que si alguien más pudo entonces yo también puedo”.
De continuar así, los objetivos de Winel, aunque con mucho por trabajar aún, parecen seguros, porque como buen galopador está mostrando condiciones para elevar el gentilicio dominicano y de toda la latinidad, y como se lo ha propuesto andar bien lejos en su incansable galopar…

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